El pasado 16 de junio entró en vigor el Reglamento 2021/953 de la Unión Europea que define y regula la utilización del ‘pasaporte sanitario’ como herramienta para facilitar la movilidad de los ciudadanos entre los distintos Estados miembros. Este documento de carácter oficial y en formato digital ejerce de certificado sanitario para acreditar la situación sanitaria del titular en relación a la pandemia de COVID-19, definiendo así si el ciudadano ha sido vacunado contra la enfermedad, ha superad la misma o tiene un test negativo vigente.
La utilización de este certificado digital a nivel europeo permite facilitar la movilidad en el continente, por lo que cabía esperar que los responsables de la Unión Europea incluyeran una serie de excepciones a su uso para colectivos profesionales como puede ser los conductores dedicados al transporte internacional de mercancías por carretera. Sin embargo, la normativa europea no incluye incomprensiblemente ninguna excepción para profesionales que, en el desarrollo de su trabajo, requieren una alta movilidad por los distintos Estados miembro de la Unión Europea.
Ante esta situación y con el objetivo de facilitar la actividad de los transportistas, Italia y otros países han decidido eximir a los conductores profesionales de portar el ‘pasaporte sanitario’ y mantendrán el control sobre la actividad y de acceso a su territorio a través de las habituales declaraciones de desplazamiento. De esta forma, los chóferes no tendrán que portar este certificado sanitario que aclara si han sido vacunados, tienen en vigor un test diagnóstico negativo o han superado la enfermedad.
Desde Italia se entiende que la exigencia de mostrar el ‘pasaporte sanitario’ en las fronteras puede suponer un obstáculo para el normal desarrollo del transporte de mercancías, sobre todo porque apenas el 30% de la población total de la Unión Europea ya tiene el ciclo de vacunación completo. Aunque Italia ha optado por esta vía en una nueva muestra de especial sensibilidad con el sector transporte, muchos otros países no han tomado este camino, lo que pone en entredicho el objetivo de mantener abiertas los denominados ‘corredores verdes’ para el transporte.