El transporte de mercancías por carretera y de la logística de Reino Unido vive una situación crítica tras el ‘Brexit’. Más allá de la tormenta perfecta que supuso la separación de la Unión Europea y los problemas fronterizos en las primeras semanas para el transporte internacional, lo cierto es que el propio transporte nacional vive su propia crisis. Y es que mientras que los datos de actividad industrial y de tráfico de vehículos pesados aumentan hasta en un 7%, la escasez de chóferes profesionales se hace más evidente.
El ‘Brexit’ ha dibujado un nuevo escenario, con aspectos positivos y negativos para el sector del transporte de mercancías por carretera. Así, por ejemplo, algunos exportadores han cambiado su modelo de negocio para vender más en Reino Unido a tenor de la menor competencia y otros aspectos favorables para su negocio. Sin embargo, los cambios aplicados en el impuesto IR35 para las empresas que quieren contratar conductores profesionales y la propia escasez de profesionales están causando un auténtico dolor de cabeza en el sector.
En un punto en el que las empresas acreditan retrasos en las entregas de 3 a 5 días cuando en condiciones normales deberían ser inmediatas, la falta de conductores no sólo es evidente, sino que se ve agravada por la marcha de muchos profesionales a la Unión Europea y la falta de exámenes para acreditar nuevos conductores o por la modificación del IR35 para evitar fraudes fiscales. Esta normativa que intenta acabar con los falsos autónomos sin camión propio y horarios marcados por las empresas, aunque tampoco facilita mucho las cosas aun siendo una medida necesaria.
Aunque la RHA es consciente de estas circunstancias y del retraso que hay a la hora de realizar nuevas pruebas de manejo a los aspirantes a conductor de camión, este organismo no está poniendo nada de su parte para mejorar la situación. Los programas de ayudas para atraer a jóvenes profesionales al sector son insuficientes, más cuando las condiciones de trabajo no son atractivas. En este punto, lo que sí está claro es que Reino Unido rechaza flexibilizar los horarios de los conductores, al entender que esta no es la solución al problema real.