Lejos han quedado las reivindicaciones públicas sobre el valor del transporte de mercancías por carretera como actividad esencial en plena pandemia de COVID-19. Un sentimiento que va más allá dentro del sector transporte de Navarra, convertido en foco de ‘desprecios’ y de una estigmatización que contrasta con su papel en la sociedad. Las autoridades del Gobierno Foral de Navarra, los mandatarios de los ayuntamientos y la propia población han convertido al sector en una profesión señalada y lo que es peor, discriminada.
El sector del transporte navarro ha recibido en los últimos meses un auténtico saco de golpes sin saber muy bien por dónde encajaba estos puñetazos. Primero fue la supresión del sistema de módulos, luego el proyecto del Gobierno Foral de Navarra de implantar nuevos peajes a camiones en cinco carreteras durante 2021. Por si esto no fuera suficiente, la polémica en torno a las obras y uso de la N-121-A no deja de crecer y para muestra la protesta organizada por los ayuntamientos de varios municipios para cortar la circulación en 11 puntos de esta vía el pasado viernes.
Aunque los desprecios del Gobierno Foral de Navarra dañan al normal desarrollo de la labor del transporte de mercancías por carretera de la región, el transporte navarro siente como una profunda puñalada la situación en torno a la N-121-A. Esta carretera fundamental para el tráfico de mercancías desde Navarra hacia Francia y como eje del transporte interno de Navarra se ha convertido en foco de disputa, algo que duele especialmente al sector ya que las iniciativas y movilizaciones más agresivas están organizadas por diversos municipios próximos a la N-121-A.
El sector transporte navarro no entiende como los ayuntamientos de estas localidades pueden impulsar la petición de desviar el tráfico de camiones a la AP-15, sabiendo la importancia que tiene la actividad en su región. Y es que ni siquiera el desvío de camiones a la autovía referida es una solución real, ya que las mercancías navarras cuando salen o entran desde Francia no son suceptibles de desviarse por la AP-15, ya que esta autovía ni siquiera es paralela a la N-121-A, sino que desvía hacia el oeste, en dirección contraria al rumbo óptimo para la eficiencia de los servicios de transporte.
Anet y Tradisna, como principales asociaciones de transporte de Navarra, señalan además que esta hostilidad contra el sector en busca del desvío de camiones de la N-121-A a la AP-15 nace de una sensación infundada. Y es que el transporte de mercancías por carretera no es un agente peligroso en la N-121-A, ya que los camiones respetan las normas de seguridad vial, incluso cuando están sujetos al mismo peligro y mal estado de la carretera en el norte de Navarra, algo que los vecinos de la zona parecen haber olvidado.