Alemania da un paso atrás. Angela Merkel ha decidido revocar las medidas extraordinarias que el país iba a aplicar durante la Semana Santa para frenar los contagios de COVID-19. Pese al difícil marco epidemiológico de Alemania, Merkel ha optado por revocar estas medidas y ha salido a pedir perdón a los ciudadanos por haber presionado a los presidentes de los 16 Estados Federados para adoptar este endurecimiento de las restricciones y ampliar las fechas festivas del día 1 al 6 de abril, anulando la extensión de la Semana Santa.
Las autoridades alemanas han dado marcha atrás y no aplicarán las medidas restrictivas más severas que tenían previsto poner en marcha durante la Semana Santa y que ponían límite a las reuniones sociales y a la apertura de todo tipo de comercio, incluso los establecimientos de alimentación. Por el contrario, el Gobierno de Alemania sí que mantiene el cierre general que está definido hasta el 18 de abril, independiente en todo momento de las reglas concretas del denominado ‘Osterruhe’ o reposo de Pascua.
Un paso atrás que ha sido celebrado por el sector del transporte de mercancías por carretera, ya que el parón de Semana Santa suponía un nuevo revés a la actividad. Al final, la reducción de la actividad y el cierre de comercios suponía a efectos prácticos la paralización de la actividad económica alemana, lo que a la postre significaba también una reducción drástica de los servicios de transporte, tanto a nivel nacional como entre los servicios de cabotaje y de transporte internacional.
Las críticas a la decisión de Angela Merkel por parte de las principales asociaciones del país de sectores como el comercio han sido clave para anular el ‘Osterruhe’. Al respecto, la Canciller alemana ha asegurado que un error debe ser siempre catalogado como error y como tal debe ser corregido. Se dibuja así un escenario estable dentro de un marco global en el que Alemania acumula ya cinco meses de cierre total o parcial de la vida pública, sin confinamiento, pero con distintas restricciones.