Alemania ha sido el país que ha aplicado unas medidas unilaterales de control fronterizo más severas para intentar frenar los efectos de la pandemia de COVID-19 en su territorio. Fruto de esta exigente política, las autoridades germanas han impuesto la obligatoriedad de presentar una prueba negativa de COVID-19 para entrar en el país, medida que también es aplicable a los conductores profesionales. Un requerimiento que ha provocado el colapso de algunos de los puntos fronterizos con miles de chóferes atrapados a la espera de poder presentar este test negativo de COVID-19.
Aunque la situación se ha normalizado y las empresas de transporte han asumido los costes de proporcionar test de COVID-19 a sus conductores para poder continuar con sus servicios, lo cierto es que hay algunas compañías que han optado por el camino del medio. De hecho, las autoridades fronterizas han descubierto que hay empresas de transporte que han falsificado pruebas de COVID-19 para que sus conductores puedan entrar en Alemania sin que realmente en ningún momento se hayan sometido a un hisopo antigénico o una prueba PCR.
El objetivo de estas empresas pasaba por no aumentar los costes derivados de sus servicios, y para ello han falsificado los resultados de pruebas de COVID-19 que en ningún caso se han llegado a realizar. De esta forma, las compañías pretendían que sus conductores pudieran entrar en Alemania con sus camiones sin cumplir con el requisito de las autoridades que obliga a presentar un resultado negativo de un hisopo antígeno o test PCR realizado como máximo 48 horas antes del momento de cruzar la frontera.
Aunque las autoridades alemanas han establecido este requisito de entrada en sus fronteras y la obligatoriedad de cumplimentar un registro en línea, la mala actuación de estas empresas de transporte y de algunos ciudadanos está provocando que la barrera contra el virus no esté siendo del todo efectiva ante la movilidad de trabajadores esenciales y ciudadanos alemanes o con residencia en Alemania. De hecho, la cepa sudafricana del COVID-19 está aumentando su presencia en el país, mientras que en República Checa también han crecido los números de contagios por la cepa británica.