La decisión de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia de permitir que coches VTC puedan mover pequeña paquetería ha sido el último episodio de una guerra que promete ser duradera. De hecho, la Conferencia Española de Transporte de Mercancías (CETM) ha sido la primera en contraatacar y reclama el fin de los servicios de mercancías y paquetería que están llevando a cabo las empresas VTC, entendiendo que estas compañías están llevando a cabo prácticas de competencia desleal contra las empresas del sector que sí tienen permisos para el transporte de este tipo de mercancía.
Cabe recordar que la polémica arranca en abril de 2020 cuando Cabify, conocida empresa de vehículos VTC, decide lanzar el servicio ‘Cabify Envíos’. En plena pandemia y con gran parte de la población confinada en sus domicilios, la empresa facilita el envío de pequeños paquetes en sus coches VTC, aprovechando las rutas de sus conductores. Pese a que la Comunidad de Madrid requirió el cese de este servicio, la empresa ha continuado ofreciéndolo a sus clientes de manera ininterrumpida, llevando a cabo una práctica de competencia desleal.
Al menos estos es lo que denuncia CETM al asegurar que Cabify está incumpliendo la Ley de Ordenación del los Transportes Terrestres (LOTT). Desde la Confederación se explica que los turismos con autorización VTC sólo pueden transportar como mercancías el equipaje de los propios viajeros de la empresa, pero nunca paquetería ajena al propio usuario. Además, desde la CETM se señala que Cabify no tiene los permisos necesarios para la manipulación y transporte de esta paquetería de pequeño tamaño en los maleteros de los vehículos.
Esta circunstancia, según CETM, supone un gran perjuicio para las empresas de transporte de mercancías que sí cuentan con las autorizaciones necesarias para ofrecer este tipo de servicios y se ajustan al marco normativo que rige la Ley definida por el Gobierno de España. Por eso, la Confederación considera inadmisible que no se dé fin a esta actividad y Cabify siga burlando la ley sin ningún tipo de consecuencias, situación ahora respaldada por la inexplicable decisión de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.