El Puerto de Algeciras afronta un proceso de modernización y transformación con el objetivo de ser una de las instalaciones de referencia en el tráfico de mercancías global este-oeste y norte-sur. Para tal fin, la autoridad portuaria ha puesto en marcha un completo y detallado plan de expansión dividido en tres fases que pasa por la finalización de la terminal intermodal de contenedores de San Roque en 2022, el desarrollo del Ramal Central ferroviario y el inicio de las negociaciones para la creación de un marco portuario más flexible y adaptado a sus necesidades.

Un proyecto casi faraónico que quiere convertir el Puerto de Algeciras en un hub logístico de referencia a nivel global y fomentar el papel clave que tiene en las cadenas de suministro que van desde el Mediterráneo hacia el Atlántico, así como los cada vez más importantes tráficos que se articulan entre el Norte de África y Europa. Y es precisamente este último punto el que convierte un proyecto en teoría positivo para los intereses de la economía española en un plan que puede tener más consecuencias negativas que positivas para los intereses del producto español y sus exportaciones.

La creación de la terminal intermodal de San Roque y del Ramal Central ferroviario provocarán un crecimiento del tráfico de mercancías desde el Norte de África mayúsculo, con un aumento en el tránsito de camiones de hasta 200.000 unidades al año. Esto significa que Algeciras será la puerta a Europa de las mercancías de Marruecos y del Norte de África, lo que supone una auténtica bofetada al sector agrario español. Y es que los productos españoles cada vez tienen más difícil ser competitivos ante el aumento del 65% en las exportaciones de frutas y verduras de Marruecos a Europa en cuestión de diez años.

Mientras Marruecos se afianza en el mercado comunitario con un incremento en el volumen de exportaciones de frutas y hortalizas frescas a Europa que alcanza el 11% durante 2020, los productos españoles cada vez tienen menos opciones de destacar en Europa. Por este motivo, el proyecto del Puerto de Algeciras es un arma de doble filo y la terminal intermodal, el Ramal Central y la red ferroviaria que puede convertir Algeciras en el kilómetro cero de los corredores europeos de mercancías pueden terminar jugando en contra de la economía española.