El acuerdo firmado entre Reino Unido y la Unión Europea para mantener las condiciones que regulan el transporte de mercancías por carretera entre ambas partes dentro del pacto global del Brexit ha sido una gran noticia para el sector. Sin aranceles adicionales y con la aprobación del uso de la licencia comunitaria, el transporte podrá seguir manteniendo su esquema actual, aunque es previsible que los requisitos aduaneros y arancelarios crezcan. De hecho, el acuerdo esconde una medida que afectará al día a día de los transportistas que operan en Reino Unido.
No obstante, una de las medidas del plan regulación de bioseguridad firmado por Reino Unido y la Unión Europea prohíbe el transporte de productos de origen animal, algunas plantas y productos vegetales dentro de la Unión Europea. Este hecho supone, entre otras cosas, que los chóferes no pueden abandonar Reino Unido desde las 23:00 horas del 31 de diciembre con ciertos productos alimenticios en la cabina para su propio consumo. Tanto es así que los conductores se exponen a multas de 300 libras.
Más allá de la documentación extra y de los controles adicionales a superar, algunos chóferes portugueses han alertado de esta imposibilidad de salir de Reino Unido con productos de origen animal, incluso si son para el consumo propio. En otras palabras, los transportistas podrían recibir multas por portar víveres como jamón, queso o yogures en la cabina, aunque estos sean para alimentarse durante sus descansos. Una situación que complica todavía más los servicios de transporte con destino y origen en Reino Unido tras el Brexit.
El colectivo portugués que ha alertado de esta normativa señala que hay conductores que están valorando no trabajar en Reino Unido. Al final, esta normativa obliga a deshacerse de estos productos antes de cruzar la frontera o pagar una multa elevada, lo que se traduce en que la opción más segura es comer en establecimientos de restauración. Sin embargo, el hecho de mantener una dieta basada en comer en restaurantes se hace insostenible a nivel económico para muchos chóferes.
Mientras tanto, las autoridades del Reino Unido parecen centrar sus esfuerzos en agilizar el paso por los distintos pasos fronterizos con la Unión Europea y han habilitado hasta 10 nuevos puntos en los que proporcionar pruebas de COVID-19 a los transportistas antes de viajar hacia el continente. De esta forma, los chóferes se podrán someter a estos test de flujo lateral -test de antígenos- y llegado el caso tener un resultado negativo dentro fde las 72 horas antes de llegar al condado de Kent, para acelerar así el tráfico en el puerto de Dover y en el Eurotunnel. Además, los militares y personal presentes en estos puestos -46 en total- ofrecerán información sobre los nuevos procesos fronterizos.