Francia, en comunión con la Unión Europea, ha aliviado la presión sobre Reino Unido en torno a la crisis de la nueva cepa de COVID-19 y ha abierto sus fronteras al tráfico de mercancías por carretera y de personas. De esta forma, los conductores de vehículos pesados de transporte y los primeros viajeros han podido cruzar el Canal de La Mancha, en un movimiento que permite aliviar ligeramente las enormes colas que se han producido en el Eurotunnel y en el puerto de Dover desde el domingo.

Las autoridades de Reino Unido calculan que casi 3.000 camiones han sufrido el bloqueo de las fronteras por la nueva cepa de COVID-19 desde el domingo. Una situación que ahora empieza a aliviarse tras la decisión de Francia y la Unión Europea de abrir las fronteras, aunque de una forma limitada. De hecho, el cruce de frontera está permitido para viajes por motivos de urgencia, circunstancia entre la que se incluye el transporte de mercancías por carretera.

Para intentar controlar la expansión de la nueva cepa de COVID-19, las autoridades sanitarias de Reino Unido se desplegarán en las instalaciones del Eurotunnel y el puerto de Dover para hacer pruebas rápidas de flujo lateral y que los conductores puedan someterse a estas pruebas antes de cruzar el Canal. Los resultados de estas pruebas se le comunican al conductor a través de un SMS en 30 minutos, evitando así que tengan que esperar los resultados de una prueba PCR durante una jornada entera. El protocolo de actuación todavía se está afinando.

La NHS -autoridad sanitaria de Reino Unido- ha enviado un importante contingente para hacer estas pruebas a Kent, pero aseguran que por el volumen de vehículos y personas que hay en el puerto de Dover y en el Eurotunnel no se podrá aliviar la congestión de la frontera hasta el día de Navidad. Mientras tanto, se pide a los transportistas que no vayan al Eurotunnel o al puerto de Dover para cruzar la frontera hasta nuevo aviso para aliviar esta congestión. El acuerdo de apertura de frontera se revisará el 31 de diciembre.