La pandemia de COVID-19 ha dibujado una auténtica carrera entre las grandes farmacéuticas y potencias mundiales para desarrollar una vacuna efectiva contra el virus. Poco más de nueve meses después del inicio de la crisis sanitaria hay tres vacunas con una efectividad que alcanza hasta el 95%. Sin embargo, las exigencias de las vacunas desarrolladas por Rusia y por las farmacéuticas Pfizer y Moderna es muy diferente, lo que a su vez dibuja retos distintos para el sector del transporte y la logística en su distribución.
La vacuna Sputnik está desarrollada por el Centro de Epidemiología y Microbiología Gamaleya de Rusia y está basada en el concepto de la liofilización. Este tipo de vacunas requiere que se transporte a -18 ºC según los propios creadores de la misma, pero permite su almacenaje en un refrigerador de 2 a 8 ºC. Pese a que la exigencia a nivel de refrigeración no es muy alta, la inoculación masiva de trabajadores médicos que están trabajando en primera línea es un reto, ya que hay muchos asentamientos remotos en territorio ruso.
El cultivo de Pfizer también tiene una eficacia en torno al 95%, pero su distribución entraña más complicaciones. No obstante, el concepto de la vacuna de Pfizer requiere que durante la cadena de suministro el cultivo esté a -80 ºC. Un reto mayúsculo para el sector logístico, ya que el transporte a temperatura controlada en estos términos a nivel mundial se antoja casi imposible. Aunque Pfizer tiene plantas en Estados Unidos, Bélgica y Alemania, el transporte realizará con doce camiones y veinte aviones especialmente preparados. DHL, FedEx y UPS trabajan para adecuar su logística a estas necesidades.
Por su parte, la vacuna contra el COVID-19 de Moderna también acredita una efectividad en torno al 94,5%. El cultivo de la compañía se mantiene estable a temperaturas de 2 a 8 ºC, por lo que permite almacenaje en un refrigerador estándar por un tiempo de hasta 30 días y hasta seis meses en un congelador estándar a -20º C. Además, la vacuna puede estar a temperatura ambiente durante 12 horas para proceder a su inyección, lo que facilita en gran medida el transporte y logística en torno a esta opción.