Hoy (de forma telemática) se reúnen los transportistas (algunos, pocos), con los cargadores (todos), y el Ministerio de Transportes, antiguo Fomento con un poco de maquillaje, para qué engañarnos. Se trata, naturalmente, de la ejecución de los acuerdos para desactivar la huelga de julio, anunciada a bombo y platillo, planteada por el interés asociativo de algunos, para luego quedar bien desconvocando.
Como ya ocurrió en la desconvocatoria de la huelga, por parte de los transportistas no van quienes ellos libremente eligen, van los que elige el gobierno. Que para eso mandan, naturalmente. En aquella ocasión fueron elegidos a dedo. En esta han condicionado al Comité para que vayan menos representantes aún que en julio. Total, conociendo el sistema de representatividad que maneja el Gobierno para el Comité Nacional, donde una empresa puede valer por cinco o por diez, las que no se intercambian y los restos, ya se sabe, pues como en el casino, la banca, en este caso, el Gobierno siempre gana. Al final siempre destacan los que, por su formación, ya me entendéis, genuflexionan adecuadamente. No quiero pensar cuando pongan en marcha el nuevo sistema de elección tras la reforma del ROTT encaminado a reducir aún más el mar de fondo.
La verdad es que el sector, mal que nos pese, como los Estados, tiene los representantes que se merece, naturalmente. Y eso nos pasa por convertir las provincias en nuestro máximo horizonte (para los convenios colectivos, para representarnos ante la Administración central, etcétera). Nos hemos convertido en provincianos ante señoritos. Señoritos que están enfrente, pero que al mismo tiempo están entre nosotros o a nuestra espalda. Creo que me explico como un open book (traducción: libro abierto).
Bien una vez que ya me he explayado, voy a adelantarles el resultado de la reunión tripartita MITMA, Cargadores y algunos de los del transporte por carretera: incremento en los pesos y dimensiones, naturalmente, habiendo cedido con el mejor fin de conseguir los grandes logros con los que nos hemos levantado de la mesa, que no son el pago a treinta días, ni la prohibición de la carga y la descarga, ni la prohibición del intercambio de palets (¡¡qué negocio se perdería!!), …, que claro son imposibles porque en este país rige el prohibido prohibir. Según quien lo pida, naturalmente. Pueden decir lo que quieran, pero la realidad de todo esto es la que es, que no es otra que las empresas de transportes y sus empleados, se den por jodidas. Es el resultado natural de no saber defender sus intereses.