El sector del transporte de mercancías por carretera ha sufrido de manera especial los efectos de la pandemia de COVID-19. Esta ha sido una tendencia común en todos los Estados miembro de la Unión Europea y Francia no ha sido una excepción. Según los datos de la encuesta FNTR que mide el impacto de la crisis sanitaria en el sector, en el segundo trimestre los transportistas perdieron una media del 27% de su facturación. Si bien los datos reflejan una reducción en la caída de actividad del sector, la situación del sector sigue sin ser positiva.
En este aspecto, los líderes empresariales del sector transporte que han sido entrevistados durante el mes de julio aseguran que la caída de la facturación en el transporte de mercancías por carretera llegó a alcanzar un 44% en el mes de abril, mientras que fue un 27% en el mes de mayo y un 12% en el mes de junio. Con una caída media en la facturación de las empresas del sector del 27% en el segundo trimestre de 2020, casi lo más preocupante son los datos de inactividad que todavía se pueden palpar en el transporte francés.
De hecho, el 15% de las empresas todavía tenían vehículos estacionados y sin actividad en el mes de julio, dato que se suma al creciente número de conductores con contratos de corta duración. Pese a todo, el balance absoluto del sector transporte en Francia refleja que los problemas vinculados a la crisis de la pandemia de COVID-19 están disminuyendo, pese a que todavía hay camino por recorrer. No obstante, el 22% de los transportistas todavía encuentran dificultades con la carga o la entrega, así como en el normal desarrollo de su actividad durante sus servicios.
Uno de los datos que refleja esta situación ambigua dentro del sector del transporte de mercancías por carretera, al menos en Francia, es que los vehículos están completando un 6% más de kilómetros vacíos respecto a la media habitual previa a la crisis sanitaria. Aunque este dato está en continuo descenso (21% en mayor y 10% en julio), no deja de ser indicativo de los problemas que están teniendo las empresas y profesionales autónomos para completar su trabajo. Una realidad a la que hay que sumar el alto porcentaje de operadores que ven ahogado su negocio por la caída de los precios.