El Gobierno Federal de Alemania no ha conseguido cumplir los objetivos climáticos vinculados al sector del transporte de mercancías por carretera. Sólo la reducción de tráfico asociada a la pandemia de COVID-19 ha permitido que las emisiones de CO2 hayan bajado su volumen de crecimiento, si bien los datos que refleja el ‘Informe sobre la protección del clima’ son bastante preocupantes. De hecho, las emisiones de CO2 crecieron en 2019 respecto al ejercicio anterior en 1,2 millones de toneladas, progresión que se mantenía en 2020 hasta la aparición del coronavirus.
En este aspecto, se calcula que el 19% de las emisiones de CO2 totales en lo que va de 2020 se corresponden a actividades vinculadas al transporte de mercancías por carretera. De hecho, el sector transporte es el segundo que más contamina tras la industria, pese a la evolución tan distinta de ambas actividades. Mientras que la industria sí ha conseguido reducir la emisión de gases de efecto invernadero en un 35,7% desde 1990, el transporte apenas ha conseguido bajar un 1% estas emisiones. Pese a que los vehículos son más limpios, hay más y se utiliza más gasolina y diésel.
De hecho, los datos del estudio del Gobierno alemán reflejan que en la actualidad hay hasta un 1,6% más de vehículos pesados, por lo que los objetivos de emitir entre 95 y 98 millones de toneladas de CO2 que se ha fijado para 2030 parece sólo alcanzable desde una electrificación masiva y el uso de combustibles alternativos. Sea como fuere, todo hace indicar que 2020 será un año que romperá con la tendencia mantenida por los efectos de un invierno templado y, sobre todo, por la pandemia de COVID-19.
Con una actividad económica reducida, las emisiones de CO2 y de gases de efecto invernadero del sector pueden acercarse a los valores óptimos, lo que deja patente que en un escenario normal los objetivos eran inalcanzables. De hecho, la Ley de Protección del Clima estipula que las emisiones del transporte se reducirán a 145 millones de toneladas de CO2 a partir de 2021, cifra que era del todo inalcanzable sin la pandemia. De hecho, las medidas que ha tomado el ministro de Transportes Andreas Scheuer han demostrado ser ineficaces y con estimaciones poco realistas.
El desastre ambiental de Alemania sólo se arregla, según explican desde la Asociación de la Industria de Biocombustibles (VDB) con la ampliación del uso de biocombustibles y de las energías renovables, ya que estas últimas representan apenas un 5% del consumo de energía en el transporte. Como es lógico, desde la oposición del Gobierno federal se ha criticado la actuación del Ejecutivo. Los privilegios del Diésel, la expansión de la carretera y la falta de medidas realistas son las causantes de esta situación.