La crisis derivada de la pandemia de COVID-19 está sacando lo mejor y lo peor de la gente. Y en el caso del sector de transporte de mercancías por carretera, el maltrato de ciertos cargadores a los profesionales de transporte se está intensificando. Cada vez son más los casos de cargadores que rechazan la entrada a sus instalaciones y plataformas de distribución a los conductores si no van bien protegidos, aunque eso no es óbice para que sigan exigiendo que los chóferes sigan realizando las labores de carga y descarga.
Pese a ser una tendencia habitual en el sector, la actividad de los conductores profesionales no incluye realizar las labores de carga y descarga. Aunque esta tarea tendría que ser realizada el personal del emisor y receptor de la mercancía, la realidad es bien distinta. Una circunstancia que no hace más que profundizar en el trato humillante de cargadores a chóferes, ya que no sólo exigen que hagan esta tarea, sino que piden que lo hagan con mascarillas y guantes para evitar contagios por COVID-19.
El conductor queda así indefenso por partida doble ante la dificultad de conseguir el material sanitario. No obstante, hacerse con un número reducido de mascarillas ha sido tarea compleja, incluso cuando el Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana ha hecho dos repartos entre las empresas de transporte. Y la situación con los guantes no es mucho mejor. Precios abusivos, desabastecimiento y deterioro de los mismos en las labores de carga y descarga han dejado a un notable número de chóferes sin poder utilizar guantes.
Ante esta posición de prepotencia de los cargadores, la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM) recuerda que no es obligación de los conductores realizar las labores de carga y descarga, más en un periodo de excepción como este. Con las recomendaciones del ministro de Transporte y la Comisión Europea de no abandonar el camión para participar en esta tarea encima de la mesa, la CETM pide que de una vez se apruebe el Real Decreto que elimine de raíz esta práctica. El normal abastecimiento de productos está en juego.