Los precios de la gasolina y del gasóleo han encadenado su cuarta semana consecutiva de caídas, aunque comienzan a ralentizar su ritmo de descenso, lo que podría anticipar un incipiente cambio de tendencia.
En concreto, el precio medio del litro de gasolina se ha abaratado esta semana un 0,07%, hasta situarse en los 1,307 euros, mientras que el precio medio del litro de gasóleo ha bajado un 0,08%, hasta los 1,197 euros, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea. De este modo, y tras descencer hasta un 1,7% en agosto, los precios de los carburantes se acercan a los mínimos marcados a finales de junio.
Después de asomarse a los máximos del verano en la primera semana de agosto, el precio de gasolina y gasóleo entró en una espiral a la baja que ha llevado a que se hayan abaratado a lo largo del mes un 1,7% y un 1,48%, respectivamente. Así, estos precios de ambos carburantes se acercan a los mínimos estivales que tocaron la gasolina -1,301 euros- y el gasóleo -1,194 euros- en la última semana del mes de junio. Con este nivel de precios, el llenado de un depósito medio de gasolina de 55 litros cuesta actualmente 71,89 euros, mientras que en el caso del gasóleo asciende a 65,84 euros.
Este descenso en los carburantes se produce en un entorno de estabilización en los precios del petróleo en las últimas semanas. El barril de crudo Brent, de referencia en Europa, cotizaba este jueves a 60,9 dólares, mientras que el Texas americano se intercambiaba a 56,3 dólares, en línea con los precios de hace una semana.
La gasolina sigue estando más barata en España que en la media de la UE y la zona euro, donde el precio medio de venta al público del litro se ha contenido e incluso ha bajado. Así, el combustible Euro-Súper 95 se sitúa en 1,40 euros y 1,448 euros, respectivamente, mientras que el litro de gasóleo cuesta de media 1,309 euros tanto en la UE como en la eurozona.
El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal, en general, que la media comunitaria.