¿Está preparada Europa para los camiones de conducción autónoma?

Paralizado el proyecto del camión autónomo de Uber, por el momento

Los camiones de conducción autónoma pueden ser algún día el símbolo definitivo del transporte del futuro: los vehículos que pueden llevar las mercancías a donde queramos, con comodidad, rapidez y seguridad, pero ¿está preparada Europa para los camiones de conducción autónoma?.

Esa, al menos, es la teoría. Muchas empresas de automoción están probando tecnologías para camiones de conducción autónoma, así como los recién llegados como Google con su proyecto Waymo. Algunos, como el piloto automático de Tesla, se están absteniendo de conducir por su cuenta hasta que se superen los obstáculos legales, reglamentarios y técnicos. Pero, ¿cuáles son las leyes para esta tecnología? ¿Y es necesario que Europa disponga de un libro de normas antes de que se conviertan en realidad?

La Unión Europea se ha mostrado cautelosa a la hora de abordar el tema hasta que la tecnología haya sido completamente probada. La tercera parte del Paquete de Movilidad de la Comisión Europea, establece planes para una estrategia de la UE para la movilidad conectada y automatizada, pero subraya que son necesarios más esfuerzos para garantizar que se disponga de fondos suficientes para apoyar al sector y que existan normas adecuadas de seguridad y responsabilidad.

El Parlamento Europeo se pronunció al respecto, adoptando una resolución no vinculante en la que se pedía una mayor inversión en la conducción autónoma. La resolución dice que los vehículos sin conductor «reducirán los costes de transporte, mejorarán la seguridad vial, aumentarán la movilidad y reducirán el impacto medioambiental«. También pidió «campañas de sensibilización para aumentar la confianza» de los ciudadanos en la conducción automatizada, reconociendo que algunos ciudadanos expresaron «desconfianza», por ejemplo, en los coches de autoconducción.

La resolución es, en algunos aspectos, sorprendente: la UE a menudo desconfía de las nuevas tecnologías y tiende a pensar primero en cómo regularlas. Pero los eurodiputados parecían más preocupados por la pérdida de ritmo de la UE frente a sus rivales estadounidenses y chinos en vehículos autónomos.

Instan a la Comisión y a los países de la UE a que asuman un papel de liderazgo en la armonización técnica internacional de los vehículos automatizados, proceso que se está llevando a cabo actualmente en el marco de la Comisión Económica para Europa de las Naciones Unidas (CEPE) y de la Convención de Viena sobre Tráfico por Carretera (VCRT). Pero ambos cuerpos parecen notoriamente lentos y restrictivos. En comparación, ni los EE.UU. ni China han alineado sus leyes sobre tráfico rodado o homologación con los reglamentos de la CEPE o de Viena, y ambos han sido capaces de producir más y mejor investigación sobre tecnología de conducción autónoma que Europa.

La Comisión está intentando ponerse al día. Actualmente está preparando legislación para los coches de autoconducción, que abordará cuestiones como las normas que les permiten comunicarse entre sí. Los funcionarios quieren garantizar la interoperabilidad entre sistemas, la compatibilidad y la continuidad de los servicios, todo ello mediante un enfoque tecnológicamente neutro de las comunicaciones entre vehículos.

Pero cuando se apruebe -tras pasar por la larga cadena legislativa de la UE-, ¿podrá Europa seguir compitiendo con sus rivales? Este es el desafío cuando se trata de regular una tecnología en evolución: si se llega demasiado tarde, es difícil dar forma a las normas; y si se regula demasiado pronto, se puede sofocar la innovación necesaria para crear el mercado. Con los vehículos de conducción autonoma, puede que nunca haya un momento perfecto, o una regulación perfecta. Pero al menos la UE está trabajando en ello.

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