De verdad que el transporte por carretera ha llegado a tal grado de deterioro, que ya ni su propia mísera ruina le hace reaccionar y plantar cara, o es que ya no tiene ni dignidad.
Si esto lo extrapolásemos a un marido y su mujer, que clase de marido dejaría que le hicieran a su mujer lo que consiente de forma cotidiana que le hagan a su empresa.
Es que consentir que le paguen lo que le viene en gana al remitente o cargador, no es dejar que le manoseen la empresa.
Como se puede consentir tanta intromisión en el quehacer diario de la empresa, seguro que es porque ya ni queda orgullo, ni queda dignidad, ni queda vergüenza y sobre todo ni queda ya dinero para poder acabar con esta situación.
Si, los conductores no hay los que debieran de haber y los que hay están en la reclamación de lo suyo, jugando a joder a la empresa, en lugar de arreglar lo suyo y los problemas como la carga y la descarga, la falta de zonas seguras y vigiladas de aparcamiento, etc. etc.
Si los cargadores están mejor mirados y tratados por el Ministerio que le es propio que el sector del transporte por carretera, y por las administraciones se les permite la imposición de precios, de condiciones y de reparto del mercado, en detrimento y para ruina del sector.
Y si el gobierno de turno, sólo piensa en resolver sus problemas económicos con más cargas de impuestos al sector.
Hasta cuándo o hasta donde, está el sector dispuesto a seguir aguantando, porque violarlo lo violan todos los días, y sino a las pruebas me remito.