De la sarten, al fuego – Editorial Transportealdia

La falta de conductores parece que está agudizando el ingenio de los gobernantes, en este caso de los estructurados alemanes, a los que seguro que seguirán los demás, todos esos que como los alemanes primero se han dedicado a hacer la profesión de conductor de transporte pesado, imposible, desagradable, antipática, anti rentable y multitud de calificativos más y ahora recogen como recogerán el desapego a ese digno y necesario trabajo.

La verdad es que la ocurrencia de convertir a los refugiados en conductores de camiones, es una buena ocurrencia, sino fuera porque los refugiados van a perder con el cambio, pues seguro que están infinitamente mejor tratados y considerados por la sociedad que los alberga que lo serán en el momento que pasen a ser “camioneros”.

A poco que su estado mental se lo permita, pues lo que están pasando no es nada deseable para ningún ser humano, se darán cuenta que pasar de refugiado acamionerono les será nada rentable para su dignidad de ser humano, pues seguro que salen perdiendo.

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