Dícese mamporrero o mamporrera a la persona que guía el miembro del caballo en el acto de la cópula. Pero los hay tan torpes, o tan mal intencionados que guiando el miembro, en lugar de dirigirlo a su destino natural, lo desvían a “salvo sea el negro agujero”, por lo dicho, por torpeza o por mala baba.

De estos en la prensa del sector hay algunos ejemplos, pero ninguno tan evidente como aquel que ha vivido del sector a cuerpo de rey y, cuando su negocio se ahoga en su propia mezquindad, saca el miembro de donde lo ha metido y comienza a esparcir mierda por doquier, no hace más que sembrar su rabia, sus odios y su envidia por allá donde pone su letra.

Tanta mala baba, le ha llevado a ser un apestado en el sector. Ya no puede entrar en ningún congreso, ni asamblea sin que se aparten todos a su paso, eso cuando le permiten la entrada. Ya nadie le informa y tiene que ir mendigando noticias por el resto de medios y por los blogs de los secretarios, ya nadie le tiene respeto alguno porque lo dilapidó a base de mentiras, calumnias y difamaciones.

Sólo le tienen apego las inspecciones, como las moscas. Donde pone la diana, allá va la CNMC, la inspección de trabajo o la de transportes y luego se permite acusar a los demás de atraer a la bicha. Pero nunca se olvida de llamar, como pájaro de mal agüero que es, para avisar de que un poco de publicidad puede hacer cambiar el signo de la difamación.

Tanta paz lleves como descanso dejas.