La Unión Europea tiene un enorme camino por recorrer, repleto de desafíos, si quiere cumplir con sus objetivos de transición energética en el transporte de mercancías. Con este en mente y para saber qué aspectos potenciar, la Comisión Europea ha encargado un estudio para definir las dinámicas del transporte en ferrocarril que existen en la actualidad. Entre las conclusiones, el 60% del tráfico total de mercancías en tren en Europa se concentra en una red de 18.000 kilómetros, siendo foco de las autopistas ferroviarias que deberán potenciar este modelo de transporte.
El estudio realizado por la asociación multisectorial FERRMED pone el foco en la concentración del tráfico de mercancías en tren que se dibuja en rutas muy concretas. Identificar este punto es clave para diseñar las inversiones necesarias para trasladar el 30% de la cuota total de mercancías transportadas de las carreteras al ferrocarril, objetivo que se marca la Unión Europea para 2030. Y sólo conociendo los puntos de mayor tráfico se pueden crear o potenciar las autopistas ferroviarias para cubrir rutas superiores a 300 kilómetros.
En el análisis detallado de la red de transporte europea, formada por unos 70.000 km. de vías, se puede comprobar como el 60% del tráfico total se concentra en sólo 18.000 kilómetros. Sin embargo, esta red es en la que hay que concentrar las inversiones para lograr los objetivos socioeconómicos y medioambientales marcados por la Comisión Europea, algo que pasa por trasladar parte del transporte de mercancías por carretera al modelo ferroviario. Además, es importante la conexión entre ambos modelos de transporte, así como la integración en terminales intermodales.
En este aspecto, la forma de conseguir estos objetivos no sólo es crear nuevas infraestructuras o potenciar las existentes, sino hacerlo de una manera inteligente. El desarrollo de trenes ‘flexibles’ como complemento al transporte por carretera junto a terminales rápidas que sean capaces de subir los semirremolques al tren de manera rápida y efectiva son clave para dar forma a este modelo interconectado. De esta forma, las empresas de transporte empezarán a valorar rutas en la que se combinen tramos de conducción y tramos en ferrocarril si tienen paso, origen o final en los grandes nodos logísticos de Europa.